Según dice la Wikipedia, Mariano Peyrou "es un poeta español en lengua castellana, músico y licenciado en Antropología Social." Sin embargo, yo tengo la suerte de poder decir algo más de él.
Imparte clases de Escritura Creativa en un taller que ofrece mi universidad y he tenido la suerte de ser alumno suyo.
Pero no quiero hacer esta entrada para hacerle la pelota. Quiero hablaros un poco de su poesía. Por desgracia no tengo ningún libro suyo (¡no me peguéis!), pero sí he leído cosas suyas que hay en por ahí en este gran mundo que es internet. Además, tengo (firmado y dedicado) un poema suyo titulado "un árbol" y que mola mucho muchísimo.
Uno de sus libros, La voluntad de equilibrio, fue galardonado con el V Premio de poesía "María del Villar".
El caso es que Mariano Peyrou escribe, en mi opinión, una poesía que se me antoja filosófica. Muy abierta, espontánea, creativa. Natural y extraña, como la vida misma. Temporal y atemporal. Es una poesía que solo se puede entender con los ojos del corazón, aunque parezca que casi con la razón ya puedes entenderla. Solo que con la razón no llegas a hacerlo, te quedas tan solo a un milímetro de comprender la poesía. De todas formas, ¿quién ha dicho que la poesía haya que entenderla? Tan solo hay que disfrutarla. ¿O no? Yo creo que uno puede ser capaz de entenderla, en la medida de lo que la poesía dice a cada uno. Pero cada cual que crea lo que... crea.
Quiero dejaros aquí su poema "un árbol", que he copiado directamente de Letras Libres, para que disfrutéis vosotros también de su poesía:
un árbol
cubrirlo de un color original o dibujarlo en tu mente como si fuera un río
talarlo con las uñas hasta modificar tu percepción del tiempo
calcular su altura y equivocarte y no darte cuenta
puedes olerlo como si pensaras sin palabras
esconder sus raíces debajo de la tierra y pintar de verde la más verde de sus hojas
sentarte sobre lo que fue su sombra y esperar a que se haga de día
definirlo para que sea a la vez hermoso y artificial
inventar un incendio y salvarlo
cambiarlo por el derecho a desplazarte por el prado
convertirlo en papel y describirlo de una forma diferente en cada folio
caminar en círculos alrededor de cualquiera de los árboles vecinos
pincharlo con un alfiler para constatar que no se queja
tener una larga conversación a la luz de sus pájaros y descubrir que alberga tantas contradicciones como alas
puedes tomarlo como ejemplo en un ensayo sobre la horizontalidad
amarlo compasivamente pensando en los poderosos vientos que trajeron desde las estrellas la materia que lo forma
palpar su rugosidad con cada uno de los dedos o con la palma entera
lo que no puedes hacer es entenderlo
Mariano Peyrou
¡Un saludo!
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