¡Hola, amigos lectores y amigas lectoras! Hoy os traigo un párrafo de Meg, de Steve Alten.
La bestia blanca cayó de nuevo al agua y sus mandíbulas se cerraron despacio y exprimieron el aire de los pulmones de Maggie. Cuando las dagas triangulares penetraron en su caja torácica, el dolor le devolvió a la realidad y lanzó un agudo chillido que cesó cuando su cabeza quedó sumergida.
Sí, Maggie acaba de morir siendo alimento de una gran bestia marina llamada Megalodon. Lo siento, pero es lo que hay. No todas las novelas son bonitas, y ya sabéis que soy fan del suspense y el terror.
¡Un saludo!
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