Tuve la suerte de tener a Mariano Peyrou como profesor de escritura creativa en un curso que impartía en mi universidad. Ya os hablé de él hace tiempo (¡cuatro años!). Ahora, con la publicación de su nuevo poemario, Niños enamorados, editado por Pre-Textos, vuelvo a escribir sobre su poesía.
Igual que el blanco es la suma
de todos los colores,
el silencio es el nombre de
todo. Lo demás, lo que nos
importa, lo particular de cada vida
parece necesitar la solidez de un
relato en el que se condensan
el relato deseado y una serie
de frases que lo cuestionan e iluminan,
enfatizando la unidad de su
sentido o su azarosa multiplicidad:
las que se quedan flotando
cerca de la superficie del agua
y emiten algún sonido que destaca
sobre el fondo de la tranquilidad (...)
Fragmento de "El sótano del cielo", de Mariano Peyrou.
Mariano Peyrou nació en Buenos Aires en 1971 y vive en Madrid desde 1976. Es autor de varios libros de poemas, entre los que destacan La sal (2005), Estudio de lo visible (2007) y Temperatura voz (2010), todos editados por Pre-Textos. También ha publicado un volumen de relatos, La tristeza de las fiestas (2014), aparecido en esta misma editorial.
COMENTARIO
Fui a la presentación de Niños enamorados en la librería Rafael Alberti, en Madrid, el 30 de octubre, donde Mariano Peyrou, acompañado de Rosa Benéitez y Julieta Valero (que dieron su opinión sobre Niños enamorados), leyó alguno de los poemas del libro. Lo cierto es que escuchándole leer ya presentía que el libro me iba a gustar, y así fue. Cuando terminé el libro (el 3 de noviembre) publiqué una pequeña reseña en Goodreads. No todos los libros que leo los reseño en Bibliolocura, pero casi todos tienen una reseña, aunque sea breve, en mi perfil de Goodreads, así que si tenéis cuenta en esa red social, os animo a que me sigáis. Bueno, esto es lo que escribí sobre Niños enamorados:
Yo no sé cómo lo hace, pero Mariano Peyrou se aproxima demasiado a todo y lo hace suyo sin hacer ruido, usando las palabras exactas en la naranja exacta y sin mecanismos, todo natural, siendo zumo. Niños enamorados «es la prolongación de un sueño» que hemos vivido todos. Es un libro de poemas, de silencio y de música. "El miedo tranquilo", como el título de uno de los poemas, donde habla de «heridas heredadas que no duelen pero modelan lentamente nuestro cuerpo, señalan en secreto sus límites». Yo no sé cuáles son los límites que se ponen los Niños enamorados, sólo sé que cada uno de los poemas del libro me ha sugerido algo, algo azul que tenía escondido y que me ha encantado descubrir. Que «el espacio es metáfora del tiempo, no podría ser al revés». Que, aunque ya lo sabía, no me había dado cuenta de que «todo está lejos; estar cerca es una forma de estar lejos», que «abstracto es lo concreto fuera de contexto» y que «complejo es lo sencillo demasiado cerca». Al final, podría decir todo en versos del libro: «Esto es lo que se hace: trabajar lo real hasta convertirlo en imaginario.»
Una auténtica maravilla que merece varias lecturas para disfrutarlo al máximo.
Como veis, creo que con eso ya he dicho más que suficiente. Y es que por qué me voy a enrollar más, si ya he comentado lo genial que es este libro, un libro de poemas que no son infancia y que al mismo tiempo tienen esa fragilidad de los niños, esa fuerza de caerse y levantarse, no sé. Que tenéis que leer y disfrutar de Niños enamorados como lo he hecho yo y, luego ya si eso, hablamos.
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