Estoy en una etapa lectora muy intensa, leyendo mucho más de lo que leía últimamente (en parte porque estoy en el club de lectura Madrileo), pero no estoy publicando casi nada por aquí. Y eso, de verdad, me hace sentir mal: no estoy cumpliendo con mi compromiso bloguero. Sin embargo, os dejo mi perfil de Goodreads, donde podéis echar un vistazo a mis últimas lecturas y lo que me van pareciendo.
Hoy vengo a hablaros de Me preguntaron por drogas y hablé del amor, un libro de poemas de I. J. Hernández que leí hace un par de meses. Me lo envió el propio autor, gesto que agradezco aquí públicamente. ¡Gracias!
SINOPSIS
(O eso que pone en la contraportada)
Roberto Bolaño dijo que la poesía entra en el sueño como un buzo muerto en los ojos de Dios.
En este poemario, Dios esnifa paraísos perdidos, escucha a Cal Tjader, lee a Kafka...
Alguien le revienta la cabeza al Altísimo con una Beretta calibre 22. Keep calm.
Como cualquier yonqui enamorado, del maldito sueño renace.
COMENTARIO
Este es un libro de poemas diferente a lo que encuentras como éxito de ventas en Casa del Libro a día de hoy. Y se agradece mucho. Se trata de una poesía visceral, cargada de ironía y de detalles de lo más certeros. Con ambientaciones de lo más variadas, Me preguntaron por drogas y hablé del amor mana de la cultura pop, de la música, el cine y, por supuesto, de la literatura. Es rock, es beat, es "algo parecido al amor: que te follen".
Leyendo Me preguntaron por drogas y hablé del amor viajamos a universos paralelos, nos convertimos en Dios, en amor matemático y en el universo entero. Vamos, en realidad no sé cómo deciros que me ha encantado y que no sé cómo explicarlo. Os dejo algunos versos para que os hagáis una idea, pero creo que basta con deciros que me ha parecido una liberación leer este libro de poemas, que estaba cansado de la poesía que tanto se ha puesto de moda ahora mismo (que también me gusta a veces) y que se vende como churros en Casa del Libro.
El poema Background Sound comienza con estos versos:
Dos enamorados esnifan teorías
electromagnéticas
y vinilos de James Brown.
Otro poema, Estrategia cardinal para diseñar caleidoscopios sin tener ni puta idea de ingeniería ni de horizontes subterráneos tiene estos versos como primera parte:
Se posa el cielo en tu mejilla,
dice él.
Rompámonos, estrechémonos,
dice ella.
¿Blade Runner o Apolalypse Now?
Se desenredan los labios.
Suena un Te quiero
atronador
urgente
letal.
Encienden la TV:
No hay paz para los malvados.
Inyectan morfina en los ojos de Dios:
Primavera niñez.
Sea como sea, este libro está cargado de maravillas en forma de verso que dejan al lector descolocado, que le recuerdan cómo piensa, que le hacen cambiar de opinión o que, simplemente, le hacen pensar "qué bueno es este verso" o "qué bueno ha sido este poema". Al fin y al cabo, ya lo dice él en uno de sus poemas:
Podéis encontrar más información sobre I.J. Hernández y Me preguntaron por drogas y hablé del amor en la web del autor.
Para mí, ha sido un libro imprescindible y necesario. Espero que le deis una oportunidad, porque sé que a vosotros, tanto si leéis poesía como si no lo hacéis, os encantará.
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