Volvemos después de Semana Santa con energías renovadas y, cómo no, muchas más páginas a nuestras espaldas, porque para eso están las vacaciones: para leer. La reseña de hoy es de un libro corto y curioso que me ha hecho aprender sobre la vida y la muerte y que ojalá hubiera leído hace unos meses, porque me habría ayudado mucho a afrontar la pérdida de un ser querido. Se trata de Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom.
SINOPSIS
Mitch Albom trabajaba como periodista cuando, un día, por casualidad, vio a su profesor Morrie Schwartz en un programa de televisión y descubrió que sufría ELA, una grave enfermedad degenerativa. Decidió entonces recuperar la relación con el profesor que tanto le había enseñado cuando era un joven universitario, y le propuso visitarlo todos los martes para plantearle las grandes preguntas que le preocupaban.
Mitch acompañó a Morrie en lo que le quedaba de vida y halló consejo y aliento en las sabias palabras del profesor.
Descubrimos cómo se van entrelazando los puntos de vista de los dos protagonistas sobre los temas eternos y universales que van compartiendo en sus encuentros de los martes.
COMENTARIO
Creo que este libro es una lectura obligatoria para todos, porque todos vamos a enfrentarnos a la muerte (no solo a la nuestra, sino también a la de nuestros seres queridos). Y con este librito (poco más de 200 páginas) nos acercamos a la muerte desde un punto de vista sano, bueno, sentido. Y es que la muerte es algo por lo que vamos a pasar todos y más nos vale saber afrontarla.
Mitch se pone en su propia piel. Mitch nos cuenta lo que vivió con su profesor Morrie Swartz. Eran buenos amigos, a pesar de ser profesor y alumno, aunque Mitch estuvo dieciséis años sin ver a Morrie. Pero dieciséis años no fueron suficientes para que ninguno se olvidara del otro. Un día retoman esa relación, cuando el profesor se está muriendo lentamente, quien todos los martes impartirá su último curso, en su casa, a Mitch.
El Profesor Morrie Scheartz murió de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) después de varios meses de dificultades. Murió sabiendo qué le ocurría y sufriendo cada día, pero disfrutando de las pequeñas cosas. Este libro está cargado de frases positivas que remueven por dentro. Y no es un libro de autoayuda (que generalmente me gustan muy poco), sino un libro de vida. O de la muerte, pero bien llevada. Esas frases, a veces, tocan dentro. Martes con mi viejo profesor está plagado. Mirad, si hasta en Wikiquote tienen frases del libro. Me gustó mucho esto:
Y el libro, además, se lee fácil. Es duro, sí, pero bonito. Es amable. Y tiene mucho de lo que enseñarnos. Mitch y Morrie hablan durante esas charlas de los martes sobre el mundo, el dinero, el sentimiento de lástima por uno mismo, de la muerte, la familia, las emociones, del miedo a la vejez, el amor, la cultura actual, del perdón...
Este libro es una lección de vida que creo que todos deberíamos leer, y no sólo una vez en nuestras vidas. Leedlo, estáis a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario